viernes, 2 de marzo de 2012

Letras


El día está furioso, la luz entra a raudales como queriendo incendiar la tierra. El magnetista entorna los postigos de la ventana para atenuar el impacto de la luz, como lo haría un Minotauro en mitad de su laberinto. 

Azul tiene puesto un pañuelo negro en su cabeza, atando su pelo, suspendiendo su mundo. El magnetista la escucha en su discurso circular de siempre hasta que Azul pronuncia un verbo, una batalla, un desierto, y entonces el magnetista pregunta:

- ¿Quién es ese hombre del que me habla? Ella se detiene y se inunda con una idea vaga y sinuosa. Se siente descubierta, aterrada, y por fin puede decirlo. 

- Un hombre que es un destructor de tabúes. Un hombre de altos mares y surcos desolados.

- El hombre que la besa, afirma el magnetista. Sabiendo que en Azul el beso es la fuente de todo desmayo y rebelión. 

Antes de partir, frente a la puerta, como si fuera a afrontar el mundo de otra manera, Azul se quita el pañuelo que retiene su pelo y caen miles de palabras al suelo, silenciosas, hojas de otoño colonizando el invierno. El magnetista abre un postigo y la luz entra a tropeles para darle sentido al mundo. En el suelo queda escrito:

Una rebelión consiste en mirar una rosa, hasta pulverizarse los ojos.


Nota: Las frases son de Pizzarnik. 

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EL MAGNETISTA © 2008. Chaotic Soul :: Converted by Randomness